martes, 5 de diciembre de 2006

Ruido

En La Vanguardia, Anton M. Espadaler se queja del ruido, Barcelona es un tambor . Siempre me pregunto por qué nadie habla de ese tema, salvo el ruido nocturno de los bares, que parece preocupar a tantos vecinos, parece que a todo el mundo le da igual el fragor de las obras, las máquinas de café, las sirenas, los autobuses, los gritos de la gente, las músicas atronadoras, la voz inmisericorde y estúpida que tras un timbre taladrador de tímpanos, nos recuerda que hay que dejar salir antes de entrar en los Ferrocarrils de la Generalitat. Yo pienso en Juan Ramón Jiménez envilecido por el canto de un grillo en su grillera y en Proust desesperado por el rumor de cascos de los carruajes. ¿Qué será de nosotros? El martilleo, la vibración, en el mismo momento en que escribo estas líneas, es constante. Sólo espero el silencio del fin de semana como agua de mayo, pero un vecino alegre me arruinó la mañana del último sábado convirtiendo su casa en discoteca matinal. En Le Figaro, Le Figaro – Opinions : Réactions à l’actualité et débats de ... Pierre Macabru habla también de esta civilización del ruido y el miedo al silencio (de todas formas, ¡no comparemos! En París hay control de decibelios y si uno protesta, se paraliza lo que sea. Las máquinas y las sirenas no son descontroladas como aquí...)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Uf, vale, de acuerdo, pero a veces uno se encuentra con silencios tan ensordecedores que preferiría contar con ese vecino discotequero...

Anónimo dijo...

isabel: como verás más arriba, hay para todo todo todo y más que todo...yo me quejo, qué otra cosa puedo hacer: me quejo a unos vecinos del patio de manzana que fabrican desde hace ocho meses un piso, turístico supongo, con jacuzzi (horror!!!) en el patio, a los del bar de abajo, que descargan, en el patio de luces común, infinidad de cajas con botellas desde las siete y treinta de la mañana...y dejan abierta la puerta de su cocina para que suban hasta nuestra casa los suaves hedores de las fritangas mezclada con abundante tabaco.